Dormir
Los médicos del medievo no recomendaban dormir 8 horas, pero sí sugerían que el primer periodo de sueño fuera recostado sobre el lado derecho y el segundo sobre el lado izquierdo. ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero podría tratarse alguna superstición relacionada con el equilibrio.
Por otro lado, los monjes benedictinos tenían una rutina de sueño muy disciplinada, pues además de privarles del sexo, eran obligados a despertarse rigurosamente antes de las 2 de la mañana para comenzar con los trabajos maitines. Los pobres monjes no podían regresar a dormir después de realizabr sus oficios, pero tras mucho insmistir, algunos jefes menos estrictos, les permitían tomar siestas por la tarde a pesar de que comenzaron a circular rumores de que aquellos dormilones indisciplinados, eran más susceptibles a ser llevados por el demonio.
Sexo en las tineblas
Quítate de la mente el romance entre damiselas y caballeros con armaduras brillantes. En los tiempos feudales encontrar un lugar para mantener encuentros amorosos no era tarea sencilla, por eso después de la media noche, el despertador biológico se activaba dando lugar a la hora para el sexo. ¿Los lugares? Callejones, establos, calabozos y prácticamente cualquier ubicación que dificultara el acceso a posibles curiosos.
Aunque los médicos de la época recomendaban este horario aprovechando la quietud de la dinámica social, la Iglesia finalmente se impuso para prohibir los encuentros sexuales los días domingo, miércoles, viernes y sábado.
Las damiselas de la época no lamentaban que sus parejas se quedaran hasta altas horas bebiendo en las tabernas. Sin embargo, era imperdonable que llegaran borrachos porque se perdían de la tradicional parada sexual de media noche.
Los médicos del medievo no recomendaban dormir 8 horas, pero sí sugerían que el primer periodo de sueño fuera recostado sobre el lado derecho y el segundo sobre el lado izquierdo. ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero podría tratarse alguna superstición relacionada con el equilibrio.
Por otro lado, los monjes benedictinos tenían una rutina de sueño muy disciplinada, pues además de privarles del sexo, eran obligados a despertarse rigurosamente antes de las 2 de la mañana para comenzar con los trabajos maitines. Los pobres monjes no podían regresar a dormir después de realizabr sus oficios, pero tras mucho insmistir, algunos jefes menos estrictos, les permitían tomar siestas por la tarde a pesar de que comenzaron a circular rumores de que aquellos dormilones indisciplinados, eran más susceptibles a ser llevados por el demonio.
Sexo en las tineblas
Quítate de la mente el romance entre damiselas y caballeros con armaduras brillantes. En los tiempos feudales encontrar un lugar para mantener encuentros amorosos no era tarea sencilla, por eso después de la media noche, el despertador biológico se activaba dando lugar a la hora para el sexo. ¿Los lugares? Callejones, establos, calabozos y prácticamente cualquier ubicación que dificultara el acceso a posibles curiosos.
Aunque los médicos de la época recomendaban este horario aprovechando la quietud de la dinámica social, la Iglesia finalmente se impuso para prohibir los encuentros sexuales los días domingo, miércoles, viernes y sábado.
Fiesta
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